VENTAJAS E INCONVENIENTES DE DORMIR CON LOS HIJOS

Ventajas

•Facilita la lactancia nocturna. La madre puede darle el pecho al bebé cuantas veces quiera sin tener que levantarse, descansando mucho mejor y haciendo que el amamantamiento sea algo más placentero. Es sabido que la lactancia por la noche es muy importante ya que es cuando el organismo pone en circulación una mayor cantidad de prolactina, la hormona que estimula la secreción de la leche, lo que viene a traducirse en cuanto más pecho tome el bebé por la noche, más leche tendrá la mamá durante el día.
Da tranquilidad a los padres. Muchas madres, especialmente las primerizas, tienen verdadera obsesión si el bebé no se despierta frecuentemente, constantemente van a comprobar si respiran. Dormir con ellos quita esa preocupación porque notan su respiración y así lo comprueban cada vez que se despiertan en la noche. No sólo eso, muchas madres duermen más tranquilas cuando sus hijos son muy pequeños teniéndolos cerca y por esa razón rechazan la idea de que duerman en otra habitación.
•Parece comprobado que los bebés que duermen con sus padres duermen más (o se despiertan menos). Se sabe que los bebés, y los adultos, se despiertan varias veces durante la vigilia. Si al despertarse notan la presencia de sus padres enseguida vuelven a dormirse, sin embargo si están solos, y como método de supervivencia, reclaman a sus padres como sólo saben hacerlo, llorando.
¿Por qué (casi) todos los niños quieren dormir con sus padres?Esto es muy interesante desde el punto de vista de la antropología. Se sabe que el cerebro humano apenas ha sufrido grandes desarrollos en miles de años. Es de suponer que el bebé hijo del homo sapiens no dormía en un cuna en una confortable casa a salvo de cualquier animal salvaje que pudiera devorarlo, así que la naturaleza, en su infinita sapiencia y búsqueda continua de la supervivencia ha creado sus propios mecanismos de defensa, de manera que un cachorro humano que duerme con sus padres tiene muchas más probabilidades de llegar a ser adulto que otro que se queda a merced de depredadores. Obviamente, un niño del siglo XXI duerme en una confortable cuna a salvo de la lluvia, el viento, el frío y los lobos, pero eso su cerebro no lo sabe. De ahí que la naturaleza cumpla con su labor.
 A determinadas edades (de o meses a un año y medio, más o menos) no pueden entender que sus padres están en la habitación de al lado y por tanto se resisten a dormir solos.
Desventajas:
•Padres que no descansan: muchos padres reconocen que si duermen con sus hijos no descansan lo suficiente; algo bastante comprensible si tenemos en cuenta que los niños se suelen mover mucho durante la noche, dan patadas, se despiertan…
•Pérdida de la intimidad en la pareja: Si los niños duermen con sus padres siempre, es posible que la pareja vea su intimidad y relaciones sexuales disminuidas pero siempre existe la opción de buscar otros momentos para tener esas relaciones que no coincidan con el horario de dormir.
•Entorpecer el desarrollo evolutivo del niño: Esto es, según la piscóloga Isabel Carrasco, psicóloga clínica de cinteco y experta en psicología infantil, a partir de determinadas edades como los siete, ocho años. Los niños necesitan desarrollar su espacio y acostumbrarse a él. Dormir a los 12 años con los padres lo considera «patológico».
•Se les «malacostumbra». Sobre este tema hay muchísimo debate. Empezando por ¿qué es mal acostumbrar? Mucha gente considera que una mala costumbre es ser impuntual pero nunca que un niño quiera dormir con sus padres. Sin embargo, otros padres consideran que permitir a los niños dormir con ellos es mimarlos demasiado o, como nos dice Isabel Carrasco: «si los niños no son unos bebés y les está dando el pecho su madre o no tienen una enfermedad o están malitosque son momentos excepcionales, es mejor que duerman en su habitación porque desde el punto de vista evolutivo necesitan tener su espacio». «A veces, añade la psicóloga, es la madre la que tiene la imperiosa necesidad de dormir con el niño, lo he visto muchas veces en mi consulta, madres separadas o familias sin padre en las que se genera una intimidad tan grande que, llegado a unos años, puede convertirse en patológico que trae problemas».
Este tema, controvertido como pocos, tiene grandes defensores y grandes detractores. Lo importante es que cada padre tenga muy claro qué quiere para su hijo y por qué lo quiere, que actúe conforme a su instinto y a sus necesidades, ya que sólo los padres son los responsables, para bien y para mal, de la manera que tienen de actuar con sus hijos.